· No
considero que haya una total libertad al
momento de generar un proceso investigativo, dicha libertad se ve eclipsada por
los diversos intereses inherentes a la creación científica, y los externos a
ella; el quehacer científico igual se ve
lineado por sinnúmero de directrices propias del dogma o paradigma con el cual
se trabaja y se pretende obtener un resultado objetivo. Sumado a esto se contemplan barreras de tipo ideológico
que impiden permear la investigación desde diferentes vertientes, en el caso del
joven Hacker americano Aaron Swartz, era un completo sacrilegio irrumpir en
bases de datos privadas y clasistas para extender su contenido a todo el público
que pudiese tener acceso a la información.
Luego de haber contribuido en tanta medida al libre esparcimiento del
conocimiento era ahora un objetivo militar, una amenaza contra la magnánima democracia
que se jacta de promulgar el gobierno americano. Aaron nunca fue libre en su
loable empresa de querer proveer ciencia gratuita a la humanidad.
Los ojos
de los distintos estamentos gubernamentales, sociales o particulares están siempre atentos y al asecho
de tus procesos investigativos, temerosos de que en algún punto puedas abrir
fisuras en sus densos y lúgubres sistemas, encontrar flaquezas o falencias en
sus estructuras, divulgar y sacar a flote cuanta fractura haya en su núcleos; atentos para que no puedas decir la verdad de
todo lo que allí se lleva cabo. Ciertamente esta apreciación no ocurre en todas
las latitudes o esferas de la creación científica, pero se conoce igual que la
mano más pesada es aquella mano oscura que rige las riendas políticas y económicas
del globo y que al final puede incidir en la muerte de una mente tan gigante
como la de Aaron.
Siempre
estarás supeditado a regulaciones absurdas, antiéticas, o sencillamente reglas
que no permitan un claro y objetivo proceso investigativo, normas coactivas que
impidan el libre proceder del investigador, comenzando por nuestra psiqué,
atestada de preconceptos y juicios de valor que tergiversan la pura fuente de
la información.
Para
empezar con un libre desempeño de tus facultades como investigador considero
debes tener la menor carga posible de jueces y juicios que puedan trasgredir el
estado más puro y primario del objeto de estudio. Tristemente concluyo que no
puede haber una total o real libertad en un proceso investigativo debido a las
diversas fuerzas que atañen a los interese intrínsecos que hacen parte del todo
que se estudia o se trabaja. Al situarnos dentro de un sistema pluralista como
este, al vernos adscritos a una asociación con este tipo de características no debemos proceder de deliberada
forma, porque el resultado será adverso a los propósitos con los que se había concebido
el estudio, no hay tal libertad por el simple hecho de no encontrarnos solos, la
organización –que no esta tan organizada- llamada sociedad, limita y regula todo tipo de
actuar, al momento de iniciar una investigación deben contemplarse todo tipo de
variables con la intención de no perjudicar en algunos términos las condiciones
de los demás. Se considera violentar algo cuando avanzamos sin el consentimiento del semejante,
es agresivo y lesivo cuando el resultado no es el esperado por el otro, cuando
no se hizo en consenso y el producto fuese verídico o falso afecta las
condiciones estables y confortables de ventaja que ha adquirido ese otro ser,
que al igual que tú se halla ocupando un espacio común, un espacio que no se
pretende ceder y compartir en totalidad.
· Nunca
he sido total partidario de que el suicidio pueda representar una óptima solución
o salida a mis dificultades, he carecido de imaginación para poder dimensionar
lo más cercano posible una situación donde me encuentre contemplando y
planeando con seriedad el acto que diera fin a mi existencia. Pero aproximándome lógicamente al caso de
Aaron Swartz apoyo con cordura y respeto su decisión; incluso existen hipótesis
que hablan no de un suicidio, sino de manos ajenas que finalizaron la vida del
joven hacker. Y no precisamos de hipótesis y rumores para inferir que los
representantes del gobierno americano no
escatimaron esfuerzos para hundir al hacker en todo sentido posible, tanto económico
como psicológico.
Confieso
carecer de ideas para alcanzar un breve pensamiento de Aaron, pero justifico
que si en algún momento decidió quitar su vida, dadas las diversas variables en
contra, a mi juicio seria de alta comprensión
no permitirme vivir una vida indigna, una cuasi vida tras los barrotes
despojado de todas tus pertenencias y saturado de insultas amenazas, que no dejarían
lugar a reposo alguno, no avalo por completo cuanta decisión conllevara a un
triste final, pero admito – si se dio tal suicidio- Aaron no poseía muchos
elementos que ayudasen a un avance positivo en su existencia sobre este
planeta, el vulgar sistema judicial, de un amplio modo y descaro apoyo, asesinó
toda esperanza de digna vida en el caso de este brillante joven que la historia
nunca podrá reemplazar, semejante desperdicio auspiciado por las variadas
instituciones que custodian la libertad y prosperidad del pueblo americano. Actos
como este tendrán un precio alto para saldarse en los anaqueles justos de la
historia.
Llueve
sobre mojado y una vez más este crudo y nefasto sistema económico devela, sin
importarle, desalmadamente sus fauces y siniestros intereses. La pregunta fue,
que si a nuestro criterio Aaron había procedido éticamente, ello se puede
contestar a mi parecer desde dos posiciones; la primera y la objetiva,
manifiesta una perspectiva opuesta a los actos cometidos por el señor Swartz. No
fue ético sustraer información “valiosa” de una serie de base de datos, que
organizan y custodian el conocimiento científico elaborado por las diversas
comunidades académicas alrededor del mundo.
La ética
que nace de la construcción y evolución social, está supeditada por ende a
esta, a toda su estructura legal, religiosa, económica y política. La ética
baila en el frenético vaivén económico, en la indómita marea de fiducias y
probabilidades; la bursátil ética fue violata por la genialidad de un Robin Hood
cibernético. Aquí es donde puedo responder con la segunda posición, que dista
siglos del marco legal y constitucional de muchas naciones. Una posición subjetiva
que subvierte la anterior, es la antítesis de lo que muchos documentos e
instituciones gubernamentales consideran como legal; porque Aaron frente a estos
estamentos sencillamente robó y debía condenarse con absurdas y humillantes
multas, sumado a una sentencia carcelaria inexplicable para este caso.
Considerando
lo que podría representar la ética en nuestra sociedad, concluyo que el señor Swartz
no fue ético, por consiguiente, no puedo ser ético igual; simpatizo
completamente con lo realizado por Aaron, incluso digo que es nada ético –en mis
términos- acorralar a Aaron con el FBI a bordo y todos sus secuaces, con el
objeto de intimidar y humillar al hacker en una reprimenda sin igual, llevándolo
posteriormente a un dudoso suicidio, aterrorizándolo pienso, con el objeto de
exponerlo como un mártir y ejemplo hacia todos los hackers del planeta, para
escarmentarlos y enviarles el brusco mensaje de desistir en sus empresas subversivas
y emancipadoras; campañas que arduamente se enfrentan y desafían al sistema
corruptoy devorador.
Seguramente
para muchos totalmente equivocado considero que, de real ética el hecho de intentar poner el
conocimiento en manos y ojos de cuanto quisiese aprenderlo, de todo cuanto quisiera
apreciarlo y buscar el saber. Ese saber que no puede ser de unos pocos, pocos que
vilmente pretenden engrosar sus arcas sin importar las dinámicas externas a las
casa publicistas y editoras. Si bien una producción científica es de
considerables costos para la obtención de resultados, no explica que se desate
todo un festín privado donde los únicos invitados sean quienes cuenten con los
más latos recursos. Se privatiza el conocimiento y el saber pasa a ser un producto
más del apreciado capitalismo.
Constreñido
por las absurdas amenazas y espaldarazos de algunos conocidos, Aaron decide no
habitar más estos lindes donde pagaría con su dignidad y libertad una
existencia vacía. Vacía ya que la contraparte exigía retribuciones inalcanzables
para el joven, quien en su corta existencia había dado buena parte de sus bienes
a la propagación gratuita del conocimiento.
Si fue
ético o no, es probable que ya no importe, en este instante quizá ya pocos
recuerden el evento. Indignante nuestra capacidad retentiva, de sumo cuidado el
instante y si es confortable y acaudalado mejor. Una brillante mente como la de
Aaron aniquilada por tocar los bolsillos indebidos, el FBI y los diversos
estamentos implicados realizaron su canalla tarea y hasta el momento nada se
dice, todo normalmente realizado dentro de los marcos legales, cuando en el mundo genocidas e infames destruyen países
y no existe FBI que los controle e intimide, infames que controlan las sucias
arcas del capitalismo.
Como
bien se sabe para muchas instituciones Aaron fue nada ético, fue un ladronzuelo más y fue exhibido como un
botín de guerra, como un sucio ejemplo terrorista para atemorizar a quienes
buscan quitarnos la venda y permitirnos entender con un poco más de claridad,
la sucia realidad en la que nos han sometido, una triste e infame historia bursátil.